Conocido por su participación en medios de comunicación, el cine, la política y diversos activismos, Virginio Lema Trigo ahora lidera un proyecto en redes sociales. Sobre esta nueva experiencia así como la coyuntura nacional, Lema conversó con OH!
—Usted se suma a la ola comunicacional dentro las redes sociales, donde emprendimientos como los de Carlos Valverde y Amalia Pando ya se han consolidado. El suyo trae el acento tarijeño, pero, además, integrador con la participación de sus dos compañeros. ¿Cuál es su evaluación del BunkerCabildoDigital y su ya notoria presencia en las redes?
—Es algo muy nuevo para todos. Esto lo comenzamos con Agustín Zambrana y con Andrés Torrez, un poco antes de que comience la pandemia, pero intentando, de alguna manera, podernos encontrar. Estamos culminando la segunda campaña política, una nacional y la otra departamental y municipal, con esas características dentro de las redes sociales. No sabíamos vivir de esa manera y tampoco sabíamos hacer política y menos comunicación así.
Todavía es muy pronto para para hacer una evaluación. Creo que el tiempo nos va a ir enseñando otras muchas cosas más. Sin embargo, nos sentimos muy cómodos, ninguno de nosotros trabaja de verdad en esto. No cobramos por esto, no tenemos publicidad, no vendemos espacios. Lo que hacemos es tratar de que los bolivianos de diferentes puntos del país se encuentren. Hemos ido definiendo una serie de temáticas muy amplias en el casi año que ya llevamos haciendo esta actividad.
—Por ejemplo, ¿cómo les fue con esa idea de que interactúen candidatos de diversas regiones?
—Hicimos que se encuentren, en el último mes y medio, candidatos de diferentes partes del país. Para nosotros ha sido muy revelador, por ejemplo, descubrir que la gente de Monteagudo siente lo mismo que la gente de Quillacollo. Tenemos los mismos problemas, los mismos conflictos. Las propuestas son casi las mismas. Soy un convencido de que en la medida de que las personas se conocen se quieren más y creo que es algo que nos falta a los bolivianos. Nos falta conocernos más.
Es como con la familia. ¿Por qué quieres a tus padres, a tus hijos, a tu pareja? Los quieres porque los conoces, porque compartes con ellos. Y creo que las redes nos han ido enseñando estas cosas.
—He visto que también integraron en este medio el activismo, y muy especialmente la denuncia del fraude electoral. En el filo de una nueva elección, ¿qué alertas y qué denuncias están lanzando?
—Primero, que esto nace de una experiencia propia. Cuando fui candidato, sentí en carne propia lo que es que te hagan fraude electoral. Nos hicieron fraude a todos. Lo denunciamos, el país se paró y todo lo que todos sabemos. Pero, hoy, nos quieren convencer de que en Bolivia no ha habido fraude en 2019 y están en toda una campaña que se ha tratado de instalar desde el extranjero.
Todos sabemos que en el 2019 hubo fraude. Y el 2020, nosotros hemos encontrado los mismos indicios. ¿Por qué se encontró fraude el 2019? Porque se hizo una auditoría. ¿Y qué es lo que nosotros pedíamos el 2020? Una auditoría, nada más.
Y ahí salió una media verdad. Dijeron: “Lo que pasa es que no hubo fraude porque ustedes vean que la OEA ya vino a Bolivia y dijo que el proceso había sido transparente, al igual que vinieron los de la Unión Europea (UE)”. Pero la OEA y la UE no vinieron a hacer una auditoría, sólo fueron veedores. ¿Qué hace un veedor? Vee el proceso, nada más. No entra en profundidad. Quienes han venido a ver el proceso en Bolivia, en 2020, en ningún momento han corregido, han visto o analizado ni una sola acta electoral.
—¿O sea que seguimos amenazados por una maquinaria de fraude para las elecciones del 7 de marzo?
—No ha cambiado nada. Estamos frente a un proceso con la misma cantidad de problemas. Solamente para darle un dato: en 2019, votaron 6 millones y estaban inscritos 7 millones, en números redondos. En 2020, estaban inscritos nuevamente 7 millones y han votado 6 millones. ¿Hoy, en 2021, cómo es posible que sigan inscritos 7 millones? ¿Cómo es que en dos elecciones consecutivas no se haya depurado a nadie?
La Ley Electoral dice que si no votas en dos elecciones consecutivas, tienen que depurarte. Entonces, ¿cómo es eso de que en las dos elecciones hayan votado 6 millones y hoy ya tenemos otra vez 7.325.000 inscritos? Por otro lado, tampoco se ha subsanado el sistema de Difusión de Resultados Preliminares (Direpre). No hay los metadatos, han sido borrados y aparentemente en esta elección tampoco los vamos a tener.
Entonces yo estimo, ojalá que me equivoque, que al día siguiente a la elección vamos a tener, quizás, cientos de denuncias de fraude. Entonces, para que nos curemos en salud, el Órgano Electoral tiene que necesariamente transparentar todos sus procesos.
El secreto mejor guardado en este país se llama Padrón Electoral. ¿Cómo es posible que ningún partido político, que ninguna institución en Bolivia, sepa quiénes votan?
—Al tratarse de elecciones regionales, la atención general estará más concentrada en los diferentes centros de votación. ¿No cree que haya más posibilidades de control?
—Estoy seguro de que así va a ser. Eso hemos analizado en Transparencia Bolivia. Hemos dicho: “Muy bien, ahora tenemos la oportunidad de que muchos ojos vean este proceso”.
La pregunta es: ¿algún partido político en Bolivia tiene la capacidad técnica, la estructura, de hacer control electoral en todas las mesas electorales del departamento, de los municipios?
Un ejemplo: Creemos no tuvo control electoral en la anterior elección, ni siquiera en el departamento de Santa Cruz. Las estructuras de antes, los partidos de antes hacían control electoral de verdad. Hoy día, ya no existe eso.
—¿Han asumido ustedes alguna iniciativa que permita aminorar el riesgo de fraude este 7 de marzo?
—Decidimos hacer control electoral. Les pedimos a los bolivianos que, por favor, nos ayuden mandando una fotito del acta de su mesa. Así vamos a poder cruzar la información que tenemos de las elecciones pasadas y saber puntualmente dónde es que se infla la votación. Porque, para darle sólo una relación de números gruesos: en 2015, en la elección subnacional, votaron 5 millones, y, el 2016, votaron 6 millones en la nacional. Aparentemente, se inflan las cosas cuando estamos en elecciones nacionales. Vamos a saber en qué municipio y sen qué mesa puntualmente se infla la votación.
—¿Cómo ve el panorama político, entre el peso de la pandemia, la creciente crisis económica y el nuevo escenario postelectoral que se viene?
—Veo, por ejemplo, la posibilidad del nacimiento de liderazgos y eso lo veo con una gran alegría. Veo que hay nuevos líderes en Santa Cruz, en El Alto, en La Paz y en Cochabamba; aunque con Manfred aparentemente la elección está cerrada, pero van a surgir nuevos líderes en las provincias. Entonces, que aparezcan nuevos líderes siempre es un motivo de esperanza porque oxigena la política. Necesitamos oxigenar la política.
Ningún candidato, por lo menos en municipios importantes y en gobernaciones, va a ser reelegido. Cosa que yo aplaudo porque soy un convencido de que la reelección le hace mucho daño a la democracia. Ello, porque las autoridades lo único que hacen es usar los bienes del Estado, el dinero de todos, para quedarse en el poder.
—¿Cree que llegue a haber ese juego de contrapesos democráticos entre municipios y gobernaciones, mayoritariamente opositores y el Gobierno central, hegemonizado por el MAS?
—Veo dos cosas: primero que, indudablemente, siempre subestimamos al MAS. Lo subestimamos porque decimos, por ejemplo, en base a las encuestas, aparentemente el MAS solamente ganará las gobernaciones de La Paz y Cochabamba. O sea, de nueve autoridades, sólo tendría dos, pero creo que la fuerza del Movimiento Al Socialismo no está en las capitales de departamento. Es más, el MAS, en la anterior elección, ha perdido en ocho de nueve capitales de departamento.
Pero la fuerza del MAS hoy está en más de 220 municipios de los 339. Entonces, pienso que el MAS va a mantener su hegemonía. Creo que los partidos políticos tradicionales han terminado de morir. No hay uno solo de los de antes, como el MNR, la ADN, ni la misma UCS, que tengan mínimamente un 10 por ciento de candidaturas nacionales. Son candidaturas absolutamente marginales.
No olvide que cuando Evo Morales ganó la Presidencia, en 2005, con el 53 por ciento, perdió seis de nueve gobernaciones. Pero después, ya es parte de la historia, recompuso el poder en base a procesos judiciales, a persecución política y todo lo que ya sabemos.
—Yendo a Tarija, esa Tarija posbonanza, pos Lino Condori y pos Adrián Oliva. ¿Qué evaluación tiene sobre su tierra y esa oportunidad de oro que tuvo entre los años 2010-2015?
—En Tarija, hay una gran desesperanza porque, si bien había una gran expectativa en la autonomía, primero, y después en el gas, de que puedan resolver los temas históricos, no han funcionado. No se pudo con Oliva, pero tampoco ocurrió con el MAS. Si usted ve hacia atrás, a nosotros nos vendieron la idea de que con autonomía los tarijeños íbamos a poder manejar nuestros recursos con que quisiésemos, y eso parece que ocurrió. Pero, la crisis que tenemos justamente es producto de autonomía.
Solamente para darle un número: 100 millones de dólares le cuesta al departamento de Tarija su autonomía, cada año. Somos la Asamblea Departamental más grande del país, tiene 64 miembros. Pero, aparte de eso, tenemos la asamblea regional del Chaco y la autonomía indígena. Tenemos todas las autonomías y lo único que hace ese nivel de autonomía es no solucionarle problemas a la gente, sino le genera más gastos. Le genera más política y la gente no come política.
—Bueno, y hacia futuro, ¿qué se puede plantear para que es eso cambie?
—La política se va a tener que ajustar los cinturones. Eso significa gastar menos en política y más en generación de oportunidades de desarrollo y de producción. Veo esperanza en la gente porque la gente cree que, cuando hay un cambio de autoridades, hay una esperanza.
Hay mucho gasto innecesario que tiene que recortarse y tiene que ir al bolsillo de la gente en proyectos productivos. No hay otra porque gas vamos a tener cada vez menos. El Gobierno nacional le debe a Tarija más de 1.300 millones de dólares por obras que eran de responsabilidad del Estado, que las hemos hecho a nombre de la autonomía. Entonces, tiene que haber un ajuste para que se pueda revertir esta situación de desastre económico y crisis profunda aquí, en Tarija.
Los Tiempos