
«La guerra ha terminado», afirmó este lunes el presidente Donald Trump en diferentes escenarios, en medio del furor que despertó en Tel Aviv el regreso de una veintena de rehenes liberados con vida por Hamás.

Trump no duda de la consolidación de la paz, pese a que el plan para se encuentra en la primera de las tres fases.

Entre los puntos más espinosos por resolver en la mesa de negociación está la insistencia de Israel en el desarme total de Hamás. Pero el grupo islamista se niega a hacerlo y presiona por la retirada total de las tropas israelíes.

Hasta el momento, elf Ejército israelí no se ha retirado de gran parte de la Ciudad de Gaza y de Khan Younis, así como de otras regiones. Eso sí, las tropas permanecen en la mayor parte de la ciudad sureña de Rafah, en localidades del extremo norte de Gaza y en la amplia línea fronteriza entre Gaza e Israel.
La futura gobernanza de la Franja es otro de los puntos de la negociación que están por determinarse. El plan de Washington contempla que un organismo internacional administre el territorio y supervise a los tecnócratas palestinos que se encargan de los asuntos cotidianos.

Sin embargo, Hamás defiende que el gobierno de Gaza debe ser resuelto entre los palestinos.
El proyecto de paz prevé un papel para la Autoridad Palestina de Abbas —algo a lo que Israel se ha opuesto durante mucho tiempo— pero requiere que la autoridad atraviese reformas que podrían llevar años.
El plan también menciona la posibilidad de un futuro Estado palestino, otra opción imposible para el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
El presidente egipcio, Abdelfatah al-Sisi, sostuvo este lunes que la solución de dos Estados es el único modelo posible de paz para ambas naciones en Medio Oriente.
