Después de los enfrentamientos en el marco de la denominada Marcha Para Salvar Bolivia, el ala “evista” ha denunciado que fue el mismo Gobierno que generó los hechos de violencia mediante grupos de choque armados con bazucas y escudos artesanales, por lo cual anunció acciones legales.
“Por la espalda, a viejitos, a personas cansadas, cobardemente los atacaron por la espalda con bazucas, con dinamitas y los policías lamentablemente apoyando a estos forajidos con cascos, con estas bazucas artesanales atacaron cobardemente por la espalda a humildes representantes del pueblo”, denunció Carlos Romero respecto a los hechos del lunes en La Paz.
Wilfredo Chávez acusó por la violencia a grupos de choque paramilitares armados por el Gobierno. Dijo que la intención de las autoridades gubernamentales era provocar un caso para luego echar la culpa a los “evistas”.
Chávez señaló que los integrantes de los grupos de choque tenían la cara cubierta, como “viles asaltantes del far west”, para atacar a los marchistas en la terminal de buses y alrededores.
Los “evistas” aseguraron que su intención no era tomar la plaza Murillo ni ministerios, pero fueron atacados por los grupos de choque del Gobierno.
Bloqueos el 30
El vicepresidente del MAS “evista”, Gerardo García, lamentó los hechos de violencia y ratificó que desde el 30 de septiembre se declarará bloqueo nacional de caminos, en caso de que las autoridades no atiendan el pliego petitorio.
“Si no hay respuesta a los 16 puntos que se ha planteado, desde el 30 de este mes ya esta determinado, a través del Pacto de Unidad y el Estado Mayor del Pueblo, el bloqueo general de caminos indefinido”, afirmó García.
Entre sus demandas está el tema del combustible, dólar y alimentos de la canasta familiar, además de que exigen al Órgano Electoral aprobar el congreso de Lauca Ñ, realizado en 2023.
Aseveró que el Gobierno no se hará la burla de las demandas planteadas. Advirtió que un bloqueo es más fácil que una marcha, porque las comunidades hacen turnos y aportes.
García anticipó que habrá una mayor convulsión, puesto que habrían mayores restricciones de combustible para productores agrícolas que no podrán sembrar ni fumigar.