

El Gobierno de Estados Unidos comenzó a cerrar operaciones a partir de la medianoche de este miércoles, luego de que el Congreso y el presidente Donald Trump no lograran superar un estancamiento presupuestario en medio de tensas negociaciones centradas en la exigencia demócrata de mayor financiamiento para el sistema de salud.

Se trata del primer cierre gubernamental («shutdown») desde el más prolongado de la historia, ocurrido hace casi siete años y que duró 35 días.

El cierre afecta a múltiples agencias y departamentos federales, y deja a cientos de miles de empleados públicos sin posibilidad de trabajar o recibir salario durante su duración.

Trump responsabilizó a los demócratas por el fracaso en las negociaciones y advirtió que utilizará el cierre para perjudicar al partido y a sus votantes, señalando que apuntará a prioridades progresistas y aplicará despidos masivos en el sector público.
«Vamos a despedir a mucha gente que se verá muy afectada. Y son demócratas, van a ser demócratas», declaró el mandatario a periodistas en la Oficina Oval. Añadió que «los cierres pueden traer cosas buenas» y que aprovecharía la pausa para «eliminar muchas cosas que no queremos, y esas cosas son demócratas».

El cierre comenzó oficialmente a las 00:01 (hora local), tras un intento fallido en el Senado de aprobar una resolución de financiamiento a corto plazo que ya había sido aprobada por la Cámara de Representantes. Una última reunión en la Casa Blanca el lunes no logró destrabar el conflicto.
Aunque el Congreso suele enfrentar tensiones al momento de aprobar presupuestos, los cierres totales son poco comunes. En este caso, los demócratas —en minoría en ambas cámaras— aprovecharon su limitada influencia para exigir la restitución de cientos de miles de millones de dólares en financiamiento para salud, especialmente para el programa de seguros médicos de bajo costo conocido como «Obamacare», que Trump quiere eliminar.
El Senado, compuesto por 100 miembros, requiere 60 votos para aprobar una ley de gasto —siete más de los que posee el bloque republicano, que había propuesto extender el financiamiento actual hasta finales de noviembre, mientras continuaban las negociaciones para un presupuesto de largo plazo.
Sin embargo, la mayoría de los demócratas del Senado votaron en contra de esa medida provisional de siete semanas, pocas horas antes de que venciera el plazo.
La duración del cierre aún es incierta. Desde 1976, cuando se implementó el proceso presupuestario moderno, el gobierno federal ha cerrado en 21 ocasiones. Algunos cierres han durado solo unas horas, sin mayor impacto operativo.
El más prolongado comenzó el 22 de diciembre de 2018, cuando Trump y los demócratas se enfrentaron por los 5.700 millones de dólares que el mandatario exigía para construir un muro fronterizo. En ese entonces, unos 380.000 empleados federales fueron enviados a casa sin sueldo y otros 420.000 trabajaron sin paga.
Aunque el Senado puede avanzar rápidamente si renuncia a ciertos procedimientos legislativos, la Cámara de Representantes estará en receso durante toda la semana, lo que imposibilita la aprobación inmediata de cualquier acuerdo que se alcance en la cámara alta.
Además, el Senado suspenderá sesiones el jueves por la festividad judía de Yom Kippur, pero retomará actividades el viernes y podría sesionar durante el fin de semana.
El cierre no afectará funciones vitales como el Servicio Postal, las fuerzas armadas ni programas sociales como el Seguro Social o los cupones de alimentos. No obstante, hasta 750.000 trabajadores podrían ser enviados a casa diariamente sin recibir salario hasta que se reanuden las operaciones, según estimaciones de la Oficina de Presupuesto del Congreso.